La tendencia hacia una mejora de las condiciones laborales es un hecho incuestionable y que las empresas deben asumir. La conciliación entre la vida laboral y personal, la flexibilidad en el trabajo y el trabajo a distancia se irán imponiendo, pero la exigencia de la mejora de la productividad condiciona estas modificaciones de las condiciones de trabajo.
La necesidad de atraer talento por parte de las empresas será un factor que acelerará esta evolución. El proyecto de reducción de la jornada laboral a 37,5 horas tiene esa intención, una intención que es un acierto. Cabe destacar que, en nuestro sector, esta modificación afectará poco, porque el convenio vigente establece 1.736 horas anuales y la reducción significaría unas 26 horas anuales.
Las compensaciones necesarias
La estructura de los sectores empresariales hace que el impacto de este proyecto sea diferente y que sea necesario ajustar medidas compensatorias para evitar pérdidas de competitividad. En el sector, para adecuar la medida a los diferentes segmentos (vivienda, rehabilitación y mejora de edificaciones, mantenimiento de infraestructuras, actuaciones urgentes, emergencias…), harían falta como mínimo 20 medidas compensatorias. Si trasladamos esto a todos los sectores sensibles (agricultura, comercio, hostelería y restauración, mantenimiento…), ¿qué sucedería?
El proyecto se quiere tramitar como proyecto de Ley que modificaría el Estatuto de los Trabajadores, y sería inimaginable una Ley básica con multitud de disposiciones adicionales que, además, complicaría la negociación colectiva sectorial. Un grave error.
La alternativa, que es compartida por las organizaciones empresariales representativas, es llevar las cuestiones relacionadas con las condiciones laborales a los convenios colectivos sectoriales, que pueden adecuar las modificaciones a las condiciones específicas de cada sector. Una cuestión urgente para mejorar las condiciones laborales y la competitividad de los sectores empresariales.
La competitividad, factor clave
Si los empresarios debemos revisar nuestra actitud ante la tendencia imparable a la mejora de las condiciones de trabajo, los representantes sindicales deberían ser sensibles al absentismo laboral y otras cuestiones que afectan la competitividad y sostenibilidad de las empresas, y que condicionan su crecimiento y consolidación a largo plazo.
En la negociación de las condiciones de trabajo, es necesaria una visión estratégica a largo plazo por parte de todos, y que la buena evolución de la mayoría de los indicadores no nos deslumbre y nos dificulte la visión del horizonte.