El sector de la construcción es una oportunidad prometedora para los futuros profesionales. Es crucial despertar el interés desde jóvenes mediante una formación específica después de la ESO. En Girona y en toda Cataluña, el crecimiento de los ciclos formativos en construcción refleja este potencial. Con más iniciativas educativas y colaborativas, podemos asegurar un futuro sólido para el sector, satisfaciendo las crecientes demandas de personal cualificado y continuando nuestra contribución a la economía y al bienestar social.
Estamos convencidos de que el sector de la construcción tiene capacidad de atracción para personas que buscan un futuro laboral y profesional. Los gremios debemos trabajar duro y empezar desde lo más básico. Tenemos que ir a la cantera, trabajarla y recoger sus frutos.
Proponemos un ejercicio: id a las escuelas y preguntad a niños y niñas de cinco a ocho años si quieren ser albañiles. Un montón de manos se alzarán con convicción. Esta ilusión por crear, construir, diseñar… existe, y a medida que los niños crecen, se va desvaneciendo. Por eso tenemos trabajo por hacer; es nuestra obligación, como agentes del sector, dar continuidad a esas ganas de trabajar en nuestro sector a partir de la enseñanza obligatoria de 4º de ESO. Y esto significa que debemos mimar, cuidar y promover los ciclos formativos de grado medio de la familia de la edificación y la obra.
En la provincia de Girona, el primer instituto que ofrecía el grado medio en construcción, es decir, formación para jóvenes después de 4º de ESO (de 15 a 17 años), durante años no cubría todas las plazas disponibles. Esto ya ha cambiado; este año hay el doble de solicitudes que plazas ofertadas, un éxito. Este es el camino: unos estudios reglados después de la enseñanza obligatoria, dedicados al sector, esperando alcanzar los 18 años para empezar a trabajar. Si el sector de la construcción no puede ofrecer esto, estamos perdidos, ya que los jóvenes optarán por otros sectores y no se interesarán por el nuestro, y es difícil que cambien de opinión.
En la provincia de Girona ya hay dos comarcas más con institutos que ofrecen el ciclo formativo, pero debería haber uno en cada comarca de Cataluña. El sector de la construcción tiene un peso importante en la economía, presta servicio a un bien básico, la vivienda, y siempre habrá necesidad de personal y trabajo. Hay una responsabilidad social, también por parte de la enseñanza, de ofrecer estos estudios en todo el territorio.
Los gremios debemos acercarnos a los institutos, colaborar en actividades, permitir que los alumnos realicen visitas a obras, canteras, fábricas de materiales, organizar concursos de albañiles entre centros, facilitar las prácticas en empresas, que los alumnos visiten los centros de formación que la patronal tiene, manipular los simuladores…
Es posible y es real. Es el camino para atraer a nuestros futuros operarios, profesionales y maestros de obras.